jueves, 14 de febrero de 2008

History repeating

Da compasión y vergüenza en la República Argentina comparar la colonia alemana o escocesa del sur de Buenos Aires y la villa que se forma en el interior; en la primera, las casitas son pintadas, el frente de la casa siempre aseado, adornado de flores y arbustillos graciosos; el amueblado sencillo, pero completo; la vajilla de cobre o estaño, reluciente siempre; la cama con cortinillas graciosas, y los habitantes en un movimiento y acción continuo. Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad a gozar de las comodidades.

La villa nacional es el reverso indigno de esta medalla: niños sucios y cubiertos de harapos viven con una jauría de perros; hombres tendidos por el suelo en la más completa inacción; el desaseo y la pobreza por todas partes; una mesita y petacas por todo amueblado; ranchos miserables por habitación y un aspecto general de la barbarie y de incuria los hacen notables

Esta miseria que ya va desapareciendo, y que es un accidente de las campañas pastoras, motivó sin duda las palabras que el despecho y la humillación de las armas inglesas arrancaron a Walter Scott: Las vastas llanuras de Buenos Aires no están pobladas sino por cristianos salvajes conocidos bajo el nombre de guachos (por decir gauchos), cuyo principal amoblado consiste en cráneos de caballos, cuyo alimento es carne cruda y agua, y cuyo pasatiempo favorito es reventar caballos en carretas forzadas. Desgraciadamente prefirieron su independencia nacional a nuestros algodones y muselinas”.


“FACUNDO”, Domingo Faustino Sarmiento, 1851


1 comentario:

Nicholas Van Orton dijo...

...un eden olvidado,
un campo al costado del mar

Pocos caminos abiertos,
todos los ojos en el aeropuerto.
Unos años dorados
un pueblo habituado a añorar...

Lyric de "Un país con el nombre de un río", de Jorge Drexler, del disco Sea (2002).