martes, 22 de julio de 2008

El ruido y la furia


Como las musas han pasao' de mi (y, considerando sus ultimos discos, tampoco están con el nano), les dejo a los viajeros que pasean por la abandonada jactancia una pieza de inspiración de uno de mis mejores profesores de Macroeconomía: "Argentina: The sound and the fury"
Espero que lo disfruten.

7 comentarios:

Nicholas Van Orton dijo...

Celebro su regreso.

No abandone la jactancia. Sus frecuentes viajeros no nos lo merecemos.

Por cierto, no le pediré que enumere las catorce cosas, porque sé que no lo va a hacer. Pero sería una buena forma de darle continuidad a este espacio, quién sabe. Tal vez hasta termine jactándose de ello.

Regards.

el orejano dijo...

El que se va sin que lo echen...
Sobran ganas, pero falta tiempo Robinson

Ana C. dijo...

Gracias por el link al artículo de Fanelli, que no había leído.

Es lindo este blog cuando existe.

el orejano dijo...

Gracias ana, quizás podría cambiarle el nombre a “Las intermitencias del Orejano”. No suena tan mal. Muchas veces pienso en publicar alguna entrada, pero usualmente me dejo llevar por la cobardía o la desidia. Es posible también que entre las actividades de escribir o leer prefiera la segunda a la primera (lo que me recuerda aquello que decía Quevedo:
“Retirado en la paz de estos desiertos
con pocos pero doctos libros juntos
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos")
Como sea, gracias por el comentario.

Ana C. dijo...

¡Que casualidad! Justo acabo de usar la palabra "intermitente" para referirme a usted.

Nicholas Van Orton dijo...

...qué ecléctico, orejano... primero evoca a Cangallo y ahora sale elegantemente con una borgeana cita de Quevedo.

Me saco el sombrero. Cuando sea grande, quiero ser como usted...

el orejano dijo...

Que coincidencia Ana. La literatura es, claramente, un amor no correspondido al que me cuesta dejar de hacer referencia. Como diría Solow: “Everything reminds Milton Friedman of the money supply. Everything reminds me of sex, but I try to keep it out of my papers”. En mi caso, con muy poco éxito.
Y hablando de eso, si no recuerdo mal, alguna vez leí que Chesterton creía que el genero policial era necesariamente finito, porque perseguía un fin meramente estético: la descripción de una mascara y el descubrimiento de la verdad que se oculta detrás de ella. A veces me parece que la blogosfera comparte algunos rasgos del genero policial. En ese caso, espero que Chesterton se haya equivocado.

Pd. Si fuera por eso, el año que viene sería grande Robinson